Hay tareas del hogar que son más agradecidas que otras. Y luego están esas labores para las que nunca encontramos el momento y siempre dejamos para el mes que viene. Limpiar las persianas es una de ellas, porque reclama un gran esfuerzo y un tiempo considerable. Por ello, la opción más rentable siempre es contratar una empresa de limpieza profesional como LIMASUR, por el ahorro de tiempo y esfuerzo que supone, tiempo que podemos invertir en otras tareas, o simplemente descansar. Aun así, es importante conocer todos los trucos que puedan agilizar esta faena.
Las persianas están continuamente expuestas a la intemperie, al polvo y la suciedad del exterior, por lo que necesitan un mantenimiento y una limpieza periódica. Tener las ventanas limpias no solo aporta beneficios para la salud, sino que evitarás esa visión de suciedad que verán los demás desde la calle.
Y sí, es complicado limpiarlas sobre todo en la parte exterior y llegar a cada uno de sus rincones, pero debes, al menos, intentar limpiarla lo máximo posible para que además esta también pueda conservarse en perfecto estado durante mucho más tiempo. Si te preocupas de mantener limpia tu casa y tus ventanas, ¿por qué no tu persiana?
1. Aspíralas
A la hora de limpiar las persianas, lo primero que hay que hacer es retirar el polvo que se acumula entre las lamas y se introduce por las ranuras. Lo mejor es hacerlo en seco, ya que si aplicamos agua y jabón puede formarse una capa de suciedad difícil de retirar. Aunque puedes utilizar un cepillo no demasiado duro, el mejor método consiste en pasar el aspirador utilizando un accesorio de boquilla estrecha con el que repasar las ranuras. Hazlo con cuidado para no estropear las lamas. En caso de que dispongas de un aspirador de mano, no dudes en utilizarlo; te resultará mucho más manejable.
2. Empecemos por dentro
La primera parte de esta tarea doméstica, limpiar las persianas por su parte interior, no tiene mayor dificultad, ya que el acceso a ellas es total desde el interior de nuestra casa. Comienza por extender completamente la persiana y eliminar el polvo que pueda tener. Después tendrás que fregarla con una solución de agua, jabón y amoniaco, aclarar y secar totalmente. Es muy importante dejar extendida la persiana hasta que se haya secado del todo, ya que no conviene enrollarla húmeda.
3. Ahora toca por fuera
Para limpiar la parte exterior la técnica es la misma, siempre y cuando tengas acceso a la persiana desde la calle. Esto puede suceder si vives en una casa o en un piso bajo, pero cuando se trata de una planta alta la cosa se complica, ya que queda descartado el acceso desde el exterior. Recuerda que lo más importante, al igual que cuando estamos limpiando los cristales, es mantener la seguridad, por lo que no se debe tratar de acceder a la parte exterior de la persiana desde dentro. Además de peligroso, resultaría ineficaz.
Pero si contamos con acceso lo primero sería bajar la persiana de forma parcial para que las lamas queden abiertas y tengamos acceso a las típicas ranuras, donde se acumula la suciedad. A continuación, con un cepillo de cerdas blandas, limpiaremos bien de arriba abajo para deshacernos de la suciedad. Tras cepillar la persiana, debemos aspirarla tanto por dentro como por fuera. Ahora, libre de polvo, pasamos una bayeta con agua y jabón neutro, de izquierda a derecha y de arriba abajo. Cuando esté bien limpia, es importante secarla utilizando un trapo de algodón y hay que dejarla desenrollada para luego limpiar el interior.
4. Si no tenemos acceso al exterior
Si, por el contrario, no tenemos acceso al exterior de la persiana existe un método muy sencillo para limpiar la parte de fuera de las persianas. Consiste en abrir el cajón en el que se alberga la persiana cuando está enrollada (lo que se conoce como el tambor, que se localiza en la parte superior de la ventana). Solo tienes que retirar la tapa (suele ir sujeta con tornillos o a presión) e ir limpiando la franja visible de la persiana. Al principio debe estar completamente enrollada, y tendrás que ir extendiéndola según la vas limpiando, hasta que esté totalmente desplegada.
5. Depende del material, un tratamiento
Una vez hayas eliminado el polvo de la persiana en seco, llega el momento de la limpieza más exhaustiva. Aunque el agua jabonosa es, en principio, todo lo que necesitas, lo cierto es que las persianas suelen acumular bastante suciedad, por lo que casi siempre se requiere un producto más potente como puede ser el amoniaco. Es un limpiador perfecto para las persianas de PVC.
Si tus persianas son de madera, entonces necesitas un limpiador especial para este tipo de material, pero no es preciso que busques productos para poder limpiar de forma extraordinaria tu persiana. Tan solo necesitarás un producto especial para el parquet y proceder a pasarle un poco de éste por medio de un trapo un poco humedecido.
A la hora de mantener limpias las persianas de aluminio, lo mejor es utilizar un producto específico para carpinterías de este material y, sobre todo, prescindir de estropajos abrasivos, ya que el aluminio se raya con mucha facilidad.
6. Trucos para las persianas venecianas
Aunque es importante mantener limpias las persianas exteriores, lo es todavía más limpiar las venecianas. Si las tienes en alguna habitación de tu casa, ya sean de madera o de aluminio, sabrás que no resultan nada fáciles de limpiar. El polvo se acumula en ellas y es necesario ir repasando lama por lama. Aunque para este tipo de persianas podrías utilizar para cualquier limpiador jabonoso, suelen quedar perfectas con un producto natural: el vinagre blanco, mezclado con agua a partes iguales.
Para una limpieza a fondo es necesario desmontar la persiana veneciana del herraje, las persianas interiores se desmontan fácilmente. Llena un cubo con agua y jabón líquido para vajilla, añadiendo bicarbonato de sodio o vinagre blanco. Empapa la persiana por completo y déjala en remojo durante un tiempo, esto facilitará la eliminación de la suciedad.